Esta colorida celebración nació en épocas coloniales, fue considerada la fiesta de los marginales. En nuestros tiempos se le rinde homenaje a lo largo y ancho de nuestro país en el mes de febrero.
Roberto Pérez: primero admirador y después un Tucu Tucu más
Referente indiscutido de la canción de raíz narra la historia de su vida. Sus maestros y la amistad inquebrantable con Héctor Bulacio y Ricardo Romero, miembros fundadores del conjunto folclórico que perdieron su vida en un accidente.
Cultura19/11/2022 Diego MontejoRoberto Pérez (71) ingresó a Los Tucu Tucu a finales de 1977, siendo muy joven, cuando Carlos Ángel Paliza, el Chango por cuestiones personales dejó la agrupación. De tantos viajes y la cantidad de trabajo Paliza estaba desapegado de su familia y la crianza de sus hijos, además su compañera de entonces no quería vivir a Buenos Aires. El Chango terminaba sus trabajos los lunes y se tomaba un avión a Tucumán y volvía los miércoles. En esa época había muchos medios que contrataban a los artistas, además las presentaciones se manejaban todas desde Buenos Aires, también días de semana. En ese momento Roberto estaba en otro grupo llamado Las Voces del Norte.
“Como los dos grupos hacíamos giras a través de la empresa Docta que es la que nos contrataba, y además manejaba el 80 por ciento de los festivales en el país, con Ricardo Romero -líder de Los Tucu Tucu-, nos hicimos amigos, si bien teníamos mucha afinidad de tiempo antes, unos diez años atrás. Ricardo me tenía apuntado y me contó que el Chango se retiraba por lo tanto que estuviese atento”, recuerda.
Viajando con Las Voces del Norte en 1977 para actuar en Chaco le hizo saber de su incorporación: “El lunes a las 3 de la tarde llámame porque voy a tener novedades”, le confesó Romero en medio de la gira. “Actuamos ese domingo en Resistencia, mis compañeros se volvieron a Tucumán y yo me fui a Buenos Aires con Antonio Tarragó Ros, muy amigo que sabía lo que estaba pasando. Como teníamos tiempo, nos quedamos en Rosario, donde vivía Tarragó Ros padre y fue desde allí donde lo llamé a Romero, del otro lado del teléfono me dijo: ‘Ya está sos un Tucu, esta noche cuando llegues a Buenos Aires me hablas así mañana comenzamos a ensayar’”.
Previo al ingreso de Roberto Pérez, Los Tucu Tucu ya contaban con vasta trayectoria. En 1960, en Buenos Aires el músico Víctor Buchino, quien entonces era director discográfico de RCA Víctor, los persuade para volver a cambiar su nombre, sugiriéndoles Los Tucu Tucu con el fin de acentuar su identidad tucumana. Habían debutado en 1959 bajo el nombre de Trio los Ases, integrado por Ricardo Benjamín Romero, Santiago Jerez y Héctor Hugo el Gringo Bulacio.
Antes de esa decisión habían sido Las Voces del Surco donde se incorporó Carlos Ángel el Chango Paliza, desde entonces conforman un cuarteto. En 1965 Jerez dejó la agrupación y se incorporó César Manuel Coco Martos, iniciando una etapa de grandes éxitos con giras por todo el mundo.
Hoy a más de 44 años de su ingreso a Los Tucu Tucu Roberto recuerda como algo trascendental la grabación de El álbum de los recuerdos, volumen II (1977), donde aparecían canciones como Mariposa triste de Daniel Toro y Julio Fontana que fue el corte que disparó las ventas de ese disco. Curiosamente, parte de esos temas seleccionados fueron grabados por Ángel Paliza, ya en su retirada, Ricardo Romero, Carlos Sánchez y el mismo Roberto Pérez.
“Recuerdo haberla cantando en un hotel muy importante de Buenos Aires -dice sobre la canción Mariposa Triste-. Era una trasmisión de televisión que animaba Antonio Carrizo para Tele once. Fue mi primera actuación en vivo con Los Tucu Tucu. Me tuve que hacer cargo de la primera guitarra que era lo que hacía el Chango Paliza. Desde el primer día vieron condiciones en mí a pasar de mi juventud”.
Pero este desafío fue solo una muestra del enorme trabajo que el grupo tenía en ese momento. A los pocos días del estreno televisivo Roberto y sus compañeros partieron a Chile para comenzar con una gira internacional. Su capacidad musical, además de haber sido previamente admirador del conjunto, le dio una mano muy grande para conocer cada una de las canciones que interpretaban. Como cuenta Roberto, un repertorio de más de 30, sumadas las que el público solicitaba. Una de las más pedidas del otro lado de la cordillera de los Andes era Alfonsina y el mar, obra cumbre del Maestro Ariel Ramírez con letra del prestigioso historiador Félix Luna. Otra canción, El candombe para José, obra vinculada al grupo como parte esencial del repertorio que abrió nuevos destinos como Perú, Ecuador, Venezuela y Colombia, donde los Tucu Tucu fueron ídolos incontrastables.
Su infancia, adolescencia y su vínculo con la música desde temprana edad
Buscando entre sus recuerdos las imágenes de su infancia en San Miguel de Tucumán son en una casa con piano, donde además se tocaba el violín, la guitarra y el bombo. Roberto tiene una hermana y un hermano que también comparten este gusto por la música. Hijo de madre italiana y padre criollo que incentivó sus estudios musicales. “Uno cuando es chico se siente medio presionado, mi papá me mandó al conservatorio a los ocho años a aprender violín, lo cual es un sufrimiento para un chango de esa edad aprender violín. Hoy reconozco que esa enseñanza me sirvió como base, si bien no me recibí fueron cinco años de mi vida”.
En la adolescencia, con trece años vio en vivo en el auditorio de LV3, Radio Splendid Tucumán a Astor Piazzola, sin embargo su interés estaba fijado en la segunda parte del programa, donde los protagonistas eran Los Tucu Tucu. Esa admiración llevó a Roberto a convertirse en un fiel seguidor del conjunto, es así que la relación con sus integrantes se fue afiatando de a poco.
En 1965 en el Casino de Tucumán -Maipú y Sarmiento-, donde todas las noches había espectáculos, Roberto de 16 años tuvo un encuentro con Ricardo Romero, líder de la agrupación tucumana. Oficiando de Che pibe este le pidió que se acercara al maestro Ariel Ramírez que jugaba a la ruleta. “Con 16 años me acerqué al maestro de parte Romero de
para decirle que los Tucu Tucu iban a estrenar una de sus obras más celebres, Alfonsina y el mar. Don Ariel tuvo una respuesta muy locuaz y me dijo que los Tucu debían esperar porque venía ganando y no quería perder la buena racha”.
Don Fernando Portal fue uno de sus formadores, el histórico integrante de los Quila Huasi fue quien le trasmitió muchas de las enseñanzas que Roberto promulgó a lo largo de toda su vida. “El me vio algunas condiciones cuando me descubrió en una peña en Tucumán, luego fue mi maestro el que me enseño armonía y vocalización, cosa que luego perfeccioné con los años”.
El accidente en la gira de los Tucu Tucu y la triste muerte de Romero y Bulacio
Pérez era el músico que manejaba el auto que fue arrollado el domingo 9 de setiembre de 2007 por un tren en la ciudad de San Cristóbal, provincia de Santa Fe. Lúcido y consciente de la muerte de sus amigos Héctor Bulacio y Ricardo Romero, el cantante que manejaba el Renault Megane no pudo evitar volver a ese momento. "Me sorprendió el tren y traté de frenar, pero no pude", dice Pérez. “La noche antes del accidente habíamos actuado en la ciudad de San Lorenzo (Santa Fe), la verdad que siempre estaré pensando en lo que pasó con la perdida física de dos grandes amigos. Después de eso cambio totalmente mi vida, no solo por el dolor que generaron las pérdidas, sino porque estuve dos años postrado en una cama”.
Roberto volvió a nacer y se toma con humor tanto dolor para poder superarlo: “Siempre digo que me mandaron el telegrama de arriba y nunca lo recibí porque se equivocaron de domicilio. El accidente me trajo 17 cirugías y tener que volver a caminar o usar los brazos, volver ciertamente a aprender a tocar la guitarra. Todo ese dolor físico nunca va a reparar todo el dolor espiritual que tengo y que difícilmente pueda superar alguna vez en lo que me quede de vida”.
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