Carnaval, la expresión popular más alegre

Esta colorida celebración nació en épocas coloniales, fue considerada la fiesta de los marginales. En nuestros tiempos se le rinde homenaje a lo largo y ancho de nuestro país en el mes de febrero.

Cultura 16/02/2023 Pablo Gentilcore Pablo Gentilcore

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"Carnaval toda la vida" como recita la canción de Fabulosos Cadillacs, el segundo mes del año llega y todos los colores invaden las calles, costureras y costureros pegan lentejuela por lentejuela para diseñar los trajes de las comparsas, orgullosos y ansiosos, los cuerpos de bailes y comparsas ensayan duro cada paso, cada compás. Las trompetas, bombos y platillos resuenan en los barrios y plazas. Algunos melancólicos recuerdan las épocas doradas en las que los clubes eran los escenarios principales de estas fiestas, con los pomos recargados de agua y expectantes de que algún desprevenido caiga en la emboscada y termine mojado de pies a cabeza...porque como decía una vieja publicidad de globitos de agua "el que se moja no se enoja".

Con el tiempo los pomos se fueron convirtiendo en aerosoles que arrojan espuma, pero la finalidad es casi la misma. ¿Quién no recuerda esas tardes empapadas? Con los baldes llenos al acecho. Que linda época!

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Fue la fiesta de los sectores plebeyos en el siglo XIX, y en la primera mitad del siglo XX, se caracterizó por ser una semana de bailes, orquestas, comparsas, disfraces y máscaras en las calles, cines y clubes de todo el país. En los años de la dictadura cívico-militar, las diversas expresiones del carnaval fueron prohibidas y perseguidas por el terrorismo de Estado. Pese a la violencia y censura estatal de esos años, los carnavales resistieron. Será con la recuperación de la democracia, en 1983, que los carnavales, los/as murgueros/as y los cuerpos recuperaron la libertad para poder expresarse y exponer de diversas formas su mirada crítica sobre la realidad.

En la actualidad existen epicentros turísticos con grandes Corsódromos, disfraces, trajes, comparsas, batucadas, enormes carrozas, concursos, etc. Pero lo cierto es que se traslada en diferentes escalas, a cada rincón de la Argentina con sus costumbres y tradiciones. Los cinco escenarios más populares y visitados por el turismo son:

Carnaval de Gualeguaychú en Entre Ríos

Se trata de diez noches a puro disfrute, con más de mil integrantes, decenas de carrozas y hasta 70.000 plumas. Hace 25 años que el corsódromo del Parque de la Estación es sede del “Carnaval del País”, uno de los más icónicos y visitados de la región. A partir de sus desfiles y coreografías inigualables, la capacidad del evento alcanza las 40 mil personas. Hay otras ciudades cercanas que también celebran el carnaval: La Paz, Concordia, Gualeguay, Concepción del Uruguay, Victoria y Santa Elena.

Carnaval de la Quebrada de Humahuaca en Jujuy

En sus comienzos, esta celebración tomó algunas características de sus raíces españolas, que luego las fusionó con sus principios nativos más fuertes, como los que honran y celebran la fecundidad de la Pachamama (deidad que representa a la Madre Tierra).

Todo empieza con el “desentierro del diablo”, un hito que ocurre año tras año y es representado a través de la extracción de un muñeco de trapo que fue enterrado al terminar el último carnaval. Es un símbolo de la liberación de los deseos reprimidos que durante el festejo se sueltan sin recato.

En línea con las tradiciones locales, la música se interpreta con instrumentos autóctonos como los erkenchos, las anatas, los charangos y bombos. Las multitudes se disfrazan, se reparten ramitas de albahaca y vuelan serpentinas entre los invitados. Es una celebración que pinta Jujuy de todos los tonos del arcoíris. Además, a pocos kilómetros, en Salta, se celebra el carnaval más alto del mundo a 4200 metros sobre el nivel del mar.

Fiesta en Corrientes, la Capital Nacional del Carnaval

Otro de los carnavales de mayor despliegue y magnitud en el país. No por nada la localidad se transformó fácilmente en la Capital Nacional del Carnaval de Argentina. Tiene un Corsódromo con capacidad para 35 mil personas donde la música juega una pieza clave que combina a la perfección con el estallido de color, bordados, diseños y brillos que inundan las calles.

La dinámica incluye la presentación de diversas comparsas (grupos que desfilan y bailan juntos) que compiten entre sí para el título de los mejores del año. Y la premisa de llevar el espíritu y la energía carnavalera en cada una de sus esquinas se cumple con honores.

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La Chaya en La Rioja

Sus orígenes remiten a las celebraciones de los pueblos del norte. Por eso, la idea de tres días de liberación se repite. Se rompen las ataduras y todos bailan, beben y disfrutan. Asimismo, el espíritu, la magia, los colores y la alegría de las murgas se entremezclan entre los aromas de las ramas de albahaca, la harina que vuela por los aires y los sabores nacionales del vino, las empanadas y el pan.

Carnavales en Buenos Aires

La fórmula del éxito en la capital nacional es una mezcla de murgas, comparsas y muchísimo color. Buenos Aires también tiene sus corsos y si bien son varios los barrios que invitan a sus vecinos a bailar entre espuma y serpentina, San Telmo, Boedo y la Boca son las sedes más reconocidas.