La soda y el sifón, una costumbre bien argentina

La primera fábrica de soda de nuestro país fue fundada por Domingo Marticorena en 1860, desde ese momento fue mutando su envase pero su contenido es el más consumido en Argentina.

Cultura 04/12/2022 Pablo Gentilcore Pablo Gentilcore

Sifón

Algunos especialistas en la materia aseguran que es un invento traído desde Europa y perfeccionado en nuestro país. En 1.832 John Mathew crea el agua carbonatada mediante un sistema para saturar el agua con gas carbónico con el objetivo de aliviar indigestiones. Con el correr del tiempo esta bebida se fue incorporando a la mesa de la gente en general por su sensación placentera y refrescante.

El típico sifón de soda también es un invento local que fue desarrollado poco después de la mano de M. Savaresse creando un envase con forma de tubo, para evitar explosiones, ya que se manipulaba con gas, se le adhirió una funda metálica. Este recipiente además estaba provisto de una válvula para su apertura que se conecta a un varilla que se extiende hasta el fondo del sifón.

Hasta la década de 1930 las familias compraban soda en las Despensas y bares. Pero a partir de esa época comienzan los repartos a domicilio con carros tirados por caballos.

Entre 1930 y 1980, fue muy popular la utilización de la soda para “cortar” el vino. Es posible que algún adulto nostálgico recuerde con añoranza ese ritual de sus padres o abuelos, que aunque ahora no es tan frecuente, permanece como tradición de culto en muchas familias. Además, el vasito de soda al lado del café es un clásico de las confiterías y bares locales. Según los expertos, el secreto es tomarlo antes del café para limpiar las papilas gustativas y luego apreciar mejor su sabor.

Soda Drago, otro invento argentino

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Ya en 1.965 el argentino Enrique Álvarez Drago inventa el sifón automático de acero inoxidable que hasta el día de hoy lleva como nombre su propio apellido.

Entre 1.970 y 1.980 los sifones Drago perfeccionan su técnica creando una válvula de carga en la cabeza del sifón, permitiendo esto, evitar una avería e incluso una posible explosión. La carga se lleva a cabo a través de una garrafa que se enrosca en el cabezal hasta que empieza a ingresar el gas, segundos más tarde, la válvula se cierra automáticamente al igualarse las presiones del sifón y de la garrafa.

En los ochenta llega otro cambio, siempre en Argentina, el único país que seguía consumiendo soda de manera masiva. El sifón deja de ser de vidrio y nace el de plástico, retornable, que es el que reparten los soderos hasta el día de hoy. Se trata de un invento argentino. En 1.991 comienza la época dorada. Y en el 92, la venta de soda bate un récord.

Tres años más tarde, surge otro invento argentino, la soda llegó a las góndolas de los supermercados en modo descartable. Era sin gatillo. Había que apretar un botón en la cima del cabezal, perfeccionando este sistema al poco tiempo mediante una pequeña palanca rebatible.

Argentina es el segundo país con mayor consumo de soda a nivel mundial, después de Alemania que lidera el ranking. La estimación de consumo anual per cápita es de 46 litros.

El viejo y querido sodero

Amigable y un verdadero personaje lleno de historias, anécdotas y hasta de atribuirles las infidelidades del barrio. El encargado de transportar esta bebida a nuestros hogares, la cara visible de las soderías. Confidente y gran opinólogo. En muchos casos los consumidores son fieles a ellos, al punto de no importarles cambiar de empresa con tal de seguir a su sodero amigo con su clásico grito de "soderoooooo".